La vid que se cultiva sobre una pared o una empalizada a cielo abierto no necesita demasiado riego cuando está bien implantada, salvo en pe ríodos de sequía. Sin embargo, mientras la vid es joven, resulta aconse jable regarla durante el verano, en los períodos secos, para obtener sarmientos fuertes, capaces de soportar mejor las posibles heladas du rante el invierno. Las raíces de las vides que se desarrollan sobre la pared de una casa pueden sufrir bastante sequía, puesto que suelen estar protegidas de la lluvia por los aleros de la casa. La parra que crece en ambientes secos y cálidos es más sensible al mildiu. Por ello, resulta esencial mantener el suelo razonablemente húmedo durante el verano, regando la planta cuando sea necesario. Esto significa aportar una cantidad de agua de unos 24,4 1/m2 cada 7-10 días cuando el clima sea seco y caluroso. Para que el suelo conserve mejor la humedad, es recomendable adicionarle a fines de febrero, una capa de algún abono estable y bien descompuesto, o de compost.
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