Durante el año siguiente a la plantación de la vid (y después de la primera poda fuerte), deje crecer el sarmiento principal de manera que al cance el tamaño máximo de un sarmiento vigoroso. Si las raíces se están desarrollando bien, el sarmiento principal debe llegar a medir unos 3 m o más, y dar sarmientos laterales de una longitud superior a la del sarmiento principal. Durante el verano, hay que cortar estos sar mientos una vez que hayan formado cinco o seis hojas, así como cual quier sublateral (brotes formados en los laterales), cuando haya formado una hoja. Tanto el sarmiento principal como los laterales se van atan do a los alambres a medida que van creciendo, dejando el espacio ne cesario para un desarrollo satisfactorio. Al final de la temporada, en cuanto se caigan las hojas, el sarmiento principal debe someterse de nuevo a una poda severa, cortándole dos tercios de lo que haya crecido el verano anterior. Los sarmientos laterales se podan a la altura de una yema orientada hacia abajo.
En los años siguientes hay que obrar del mismo modo, hasta que el sarmiento principal, una vez podado a dos tercios de su altura, alcance el alambre más alto. Al final, este procedimiento dará como resultado el entramado conocido con el nombre de «vara y espolón», consistente en que el sarmiento principal y los laterales se extiendan formando es polones a intervalos de unos 22-30 cm. De estos espolones nacerán cada año los brotes fructíferos (pámpanos). Entre los espolones, la vara o sarmiento principal es estéril. Este es el sistema más sencillo de for mación de la parra. También se pueden dejar crecer dos o más varas en una misma planta, y que se extiendan hasta llenar todo el invernadero, como en el caso de la famosa viña de Hampton Court.
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