La práctica consistente en remover la vieja corteza raspándola, requiere tiempo y algunos cultivadores la encuentran innecesaria; pero, si se dis pone de tiempo para hacerlo, siempre vale la pena. Debe prestarse es pecial atención a la corteza escamosa en el espolón, pero extremando el cuidado en la zona cercana a las yemas para no dañarlas. Una buena parte de la corteza fibrosa se puede eliminar raspándola con un cuchillo, sin que el tejido verde salga a la luz, es decir, llegando sólo hasta la corteza suave de color marrón.
Al raspar la corteza vieja, las plagas típicas del pleno invierno, como por ejemplo la arañuela roja o la cochinilla algodonosa se arran can con la corteza o quedan expuestas a los pesticidas. Lo mejor es ex tender el pesticida con un cepillo, asegurándose de que cubra bien las fisuras y los ángulos de la corteza.
Si la vid tiene todo un invernadero a su disposición, se le puede aplicar una solución al 4 % de aceite de invierno: el aceite de alquitrán (30 ce de aceite de alquitrán en 1/4 de litro de agua). Aunque su olor no es perjudicial, puede ser muy persistente y, si esto resulta molesto por la proximidad de la vivienda, se puede utilizar un producto como el Ma-lathion a la concentración recomendada para fumigación. Es preciso terminar este trabajo a principios de enero para no perjudicar a las yemas. A la hora de hacer esta limpieza de la planta conviene sacarla de los alambres que la sostienen. Quite las viejas ataduras y renuévelas, porque también pueden ser un vehículo para las plagas.
El trabajo siguiente consiste en renovar el lecho interior. Se rastri llan los restos de estiércol y de paja, y se trabaja la superficie de la tie rra haciendo un descalce con una horca. La tierra se rastrilla o se saca con una escoba común o hecha con ramas. Las raíces que quedan al descubierto se cubren inmediatamente con un compost de tierra vegetal como el John Innes N° 3.
Y no hay que hacer nada más hasta pasados dos o tres meses, en que la vid empieza a desarrollarse. Cuando se acerca este momento, es preciso regar bien el lecho. Una semana más tarde puede resultar nece sario regar por segunda vez si el área donde se extienden las raíces se ha secado demasiado durante el invierno. Después del riego conviene echar un compost de setas pasadas o de un material similar: ayudará a regular la humedad del suelo durante la etapa de crecimiento. Este es también el momento adecuado para ensanchar el arriate de la vid si se considera necesario.
Las vides que se han plantado fuera del invernadero no necesitan cuidados especiales durante el invierno; basta con abonarlas con un buen fertilizante general cuando empiezan a salir los brotes.
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