Una viña con buena salud se desarrollará vigorosamente durante el ve rano y el otoño. Todos los brotes nuevos que no se necesiten para lle nar algún vacío en el follaje que cubre el techo o para alargar la vara al año siguiente se cortan en cuanto tienen una hoja. Esto debe hacerse con rapidez, para evitar que el follaje se desarrolle fuera de control. Eli mine los pámpanos en cuanto salgan.
Cuando las uvas empiezan a cambiar de color, pueden producirse* grietas; éstas se reconocen con facilidad en las uvas negras, pero no se perciben demasiado en las uvas blancas, pese a que experimentan un ligero cambio de color hacia el blanco o el ámbar.
El exceso de humedad ambiental estimula las grietas. El sendero y las demás superficies deben mojarse al mediodía, de manera que cual quier exceso de humedad pueda disiparse antes de que caiga la noche. Si en el invernadero hay otras plantas, deben regarse antes del atarde cer. Dejar abierta unos dos centímetros la ranura de ventilación supe rior orientada a sotavento ayudará a secar la atmósfera, y también controlará, hasta cierto punto, una eventual subida de la temperatura por la mañana. Hay que evitar a toda costa un aumento rápido de la temperatura del aire, porque como la temperatura de los granos au menta con lentitud, la humedad del aire podría condensarse sobre los frutos y, en ese caso, se resquebrajarían. Lo mismo ocurrirá si el suelo se seca demasiado: el hollejo de las bayas se fortalecerá, dando lugar al resquebrajamiento cuando por fin se rieguen las plantas. Para que el suelo conserve una humedad uniforme y para mantener el aire en el lado seco del invernadero, se puede colocar una capa de estiércol y paja sobre el suelo cuando se hayan formado los frutos. Desde las pri meras etapas de maduración, hay que observar con atención los raci mos dos o tres veces por semana para detectar los granos enfermos y eliminar los que tienen el hollejo resquebrajado. Esta operación debe realizarse ininterrumpidamente hasta el final de la temporada. Corte las uvas defectuosas con unas tijeras usando la varilla ahorquillada mencionada más arriba. Trabaje con cuidado para que el racimo quede intacto.
Las uvas todavía no están maduras del todo cuando logran la pleni-1 tud de color. Hay que dejarlas en la parra durante un período de tiem po para que se formen los azúcares. Este período final varía en función de la época del año y de la variedad de la que se trate. «Black Ham-burg» y «Foster s Seedling», por ejemplo, maduran en el verano y sólo necesitan dos o tres semanas para completar el proceso. En cambio, la «Moscatel de Alejandría», «Mrs. Pince» y «Siria», que maduran más tarde, tienen que permanecer en la planta unas ocho o diez semanas antes de alcanzar su sazón.
Para manipular las uvas con mayor facilidad a la hora de la cose cha, conviene dejar un «asa» a la rama que lleva el fruto; por ejemplo, unos 5 cm a cada lado de su unión con el sarmiento principal. Se puede inspeccionar así el racimo, transportarlo, ponerlo en el escapara te o colocarlo en una fuente para servirlo, sin que la fruta se desfigure.
Las uvas se pueden conservar en buen estado en la parra durante varias semanas, manteniendo, mediante la climatización artificial y la ventilación, una atmósfera fría y seca (7 °C aprox.).
Si se dispone de un lugar con una temperatura baja y uniforme, vale la pena cortar las uvas tardías a finales de diciembre dejándoles un tallo. El tallo se puede colocar en un recipiente con agua, y así la fruta se conservará durante bastante tiempo. La variedad «Lady Dow-ne's Seedling» resulta particularmente adecuada para ello.
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